No, Manuel, no estaba triste. Simplemente el cielo estaba enfadado y su arena empapada. Y el paseo satinado bajo la lluvia, y supongo que el viento de levante azotando los rostros. Así la he paseado mil veces. Y así, desde esta distancia que me mata, la recuerdo tremendamente hermosa. Y esbozo una sonrisa porque sé que sigue ahí, esperándome. Y que un día volveré, aunque sólo sea para contarle lo mucho que la echo de menos.
(Con permiso de Manolo). Berrendita: el tiempo era como bien describes, levante enfadado, lluvia..., un día triste. Exactamente como lo pinta Manolo en sus espléndidas fotos de la Caleta.
Te honra la rectificación (gracias, porque me toca), pero no te quepa duda de que la Caleta te espera.
6 comentarios:
No, Manuel, no estaba triste. Simplemente el cielo estaba enfadado y su arena empapada. Y el paseo satinado bajo la lluvia, y supongo que el viento de levante azotando los rostros. Así la he paseado mil veces. Y así, desde esta distancia que me mata, la recuerdo tremendamente hermosa. Y esbozo una sonrisa porque sé que sigue ahí, esperándome. Y que un día volveré, aunque sólo sea para contarle lo mucho que la echo de menos.
Mil besos.
Te devuelvo la visita, rectifico y te abrazo.
En efecto, La Caleta estaba triste.
Manolo: gracias por el comentario que dejaste en la fábrica de Berrendita. Te respondí allí a tu cariñoso comentario.
La Isla estaba triste también, porque mucha gente quería a mi madre, a tu tía.
Pero hemos de estar alegres, porque mi madre quería ya reunirse con su marido y su hijo Ignaciuco, que la esperaban.
Un abrazo. Muchas gracias.
(Con permiso de Manolo). Berrendita: el tiempo era como bien describes, levante enfadado, lluvia..., un día triste. Exactamente como lo pinta Manolo en sus espléndidas fotos de la Caleta.
Te honra la rectificación (gracias, porque me toca), pero no te quepa duda de que la Caleta te espera.
Un abrazo.
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